lunes, 22 de julio de 2013

"La muerte nos sonríe a todos, devuélvele la sonrisa"



"La muerte nos sonríe a todos, devuélvele la sonrisa"


Así citaba Máximo Décimo Meridio al emperador Marco Aurelio en la película Gladiator, haciendo hincapié en uno de las pocas verdades de las que estamos plenamente convencidos: todos y cada uno de nosotros moriremos algún día. Es algo inevitable, todos en el momento de nacer estamos condenados a morir. Afortunadamente para nosotros, lo más probable es que la mayoría lo haga tras vivir muchos años y sufrir un proceso tan inexorable como obvio, el envejecimiento.

¿Por qué envejecemos?. Es una pregunta que muchos se han hecho durante mucho tiempo. Incluso es un tema muy recurrente en la ciencia ficción, sobre todo en lo que se refiere al descubrimiento de un “elixir de la eterna juventud” que pudiera evitar el envejecimiento. Lo cierto es que el envejecimiento es un proceso que nos lleva de forma inevitable a la muerte y muchos científicos se han interesado mucho en comprender cómo funciona éste proceso para conseguir frenarlo.

Si nos fijamos en un parque infantil, por ejemplo, con el paso del tiempo, se va estropeando, sus componentes se van oxidando y deteriorando a medida que se usan. Lo mismo ocurre con los mecanismos que hacen funcionar nuestras células. De hecho, una de las teorías más aceptadas sobre por qué se estropean los mecanismos celulares es que éstos se oxidan y dejan de funcionar correctamente tras ello. Lo más seguro es que éste sea el mecanismo principal, de entre muchos, que terminan por estropear los mecanismos que hacen funcionar a nuestras células, lo cual provoca la muerte de las mismas.

Y ¿que ocurre cuando nuestras células se mueren?, la mayoría de nuestras células viven menos tiempo que nosotros, y por eso necesitamos ir renovándolas (con algunas destacadas excepciones, como la mayoría de las neuronas, por ejemplo). Aquí entran en juego las famosas células madre, que como ya comentamos en el post correspondiente, son una pequeña población de células que hay en cada uno de nuestros órganos* y que se encargan de reponer a las células que van muriendo. Por lo tanto, cuando los mecanismos de una célula se oxidan y estropean haciendo que ésta muera, una célula madre se dividirá y una de las dos células hijas repondrá a la célula muerta.

Pero si podemos reponer las células que perdemos, ¿dónde esta el problema?, ¿por qué acabamos siempre por envejecer a pesar de que nuestras células madre repongan las células que perdemos?. La respuesta está en que las células madre tienen una capacidad de división limitada. Como ya sabemos, el ADN en nuestras células está organizado en cromosomas. Cada vez que se divide una célula, sus cromosomas pierden un trocito de ADN en sus extremos, estos extremos se llaman TELÓMEROS.
Así, cada vez que se divide una célula, sus cromosomas se van acortando progresivamente por sus telómeros. Nuestras células están preparadas para esto, y por eso en los telómeros, hay grandes cantidades de ADN que no sirve para nada, y por eso, aunque se pierdan trozos de ese ADN, las células no sufren daño. El problema llega cuando la célula ya lleva muchas divisiones y ha perdido ya mucho ADN, porque entonces llega un momento en que los cromosomas se acortan tanto que se pierde ADN de algún gen que si que es necesario para la célula, por lo que éste gen deja de funcionar y la célula muere. Ésto es lo que les ocurre a las células madre cuando ya somos mayores, que ya se han dividido muchas veces, cada vez son más “viejas” y llega un momento en el que sus cromosomas se acortan demasiado y acaban muriendo, y por lo tanto, dejan de poder reponer a las células que se mueren, con lo que nuestro cuerpo se va deteriorando (va envejeciendo), hasta morir.


Pero entonces, si nuestras células tienen una capacidad de división limitada, ¿cómo es posible que a partir de un zigoto (la célula resultante de la unión de óvulo y espermatozoide), se produzcan todas las células que nos componen?. La respuesta está en una proteína* que está presente en nuestras células cuando somos embriones, y no cuando somos adultos, la TELOMERASA.
Ésta proteína fue considerada el auténtico elixir de la eterna juventud. Lo que hace esta proteína es alargar los cromosomas por sus telómeros, contrarrestando así el acortamiento producido en la división y evitando que las células envejezcan. Se han hecho experimentos con animales y se ha visto que ésta telomerasa puede alargar mucho la vida de los roedores (¡¡entre el doble y el triple!!). Parece que el límite de lo que pueden alagar su vida lo marca el cerebro, ya que es un tejido que tiene una capacidad de regeneración pequeñísima, y por lo tanto sus células casi no se renuevan.


Entonces la pregunta es obvia ¿por qué no estamos todos tomando pastillas de telomerasa a diario para alargar más del doble nuestra vida?, de hecho, seríamos jóvenes mucho más tiempo, no se trataría de alargar la vejez, sino de dilatar todas las etapas de la vida. La respuesta es desalentadora, en el post El enemigo imparable, hablábamos de que el cáncer se produce por una acumulación de mutaciones que dan a la célula ciertas características que la vuelven cancerosa. Una de esas características es tener activa la telomerasa. Con la telomerasa activa una célula puede dividirse todo lo que quiera, pues no tiene limitada la capacidad de división, esta es una de las características principales de las células del cáncer. Por lo tanto, hacer que todas nuestras células tuvieran activada la telomerasa, las predispondría a todas a formar un cáncer, lo que haría mucho más probable que alguna de ellas acumulara otras mutaciones y terminara produciendo un tumor. El encontrado “elixir de la eterna juventud” es en realidad un arma de doble filo, puesto que tiene la mala costumbre de producir con mucha probabilidad un cáncer.



*1 No todos los órganos tienen esta población de células madre de ésta forma, la diversidad es realmente grande, por ejemplo, hay órganos, como el cerebro, en el que sólo hay células madre en algunas pequeñas partes de él.

*2 La telomerasa no es exactamente una proteína, sino que es una proteína que contiene un fragmento de RNA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario