El ataque de los clones
Su nombre fue Dolly, y no tardó
en convertirse en la oveja más famosa del mundo.
Fue una gran revolución para
la ciencia, y tras este famoso experimento se han hecho otros muchos a lo largo
de la historia reciente. Dolly era la primera oveja clonada, y demostraba que
los seres humanos somos capaces de clonar mamíferos, incluso de gran tamaño.
Parece pura ciencia ficción y sin embargo es un hecho absolutamente cierto.
Para empezar, deberíamos saber lo
que es un clon y en que consiste la clonación. Un clon es un individuo
genéticamente idéntico a otro, es decir, un organismo que tiene exactamente el
mismo ADN que otro. La clonación por lo tanto, consiste en a partir de un
individuo, obtener otro que sea idéntico a él.
Aunque Dolly fue el caso más
famoso, no fue en absoluto, el primer caso de clonación que se consiguió. La
historia comienza con los experimentos de John Gurdon, de los que
ya hablamos en el post ¿Por qué mi hígado
y mi pulmón son diferentes?, En estos se siguió una estrategia muy
curiosa, en la cuál se utilizaban
óvulos de sapo. Un óvulo, es una célula que tiene absolutamente todo lo
necesario para empezar el desarrollo embrionario, tiene un montón de reservas
de energía acumuladas y toda la maquinaria celular necesaria para los primeros
pasos de este proceso. Sólo le
falta una cosa, la mitad de su ADN. Eso es lo único que aporta el
espermatozoide al zigoto*1, célula de la cuál todos venimos.
Gurdon, utilizó estos óvulos para hacer su
experimento, que consistía en coger una célula adulta de sapo, en este caso,
una célula de la piel, y quitarle el núcleo (que contiene todo el ADN del sapo
al que se le quita dicha célula). Después, cogió un óvulo de sapo y le quitó el
núcleo, tras lo cual, puso el núcleo de la célula de la piel en el óvulo sin
núcleo. Los resultados de esto fueron impactantes, revolucionarios, y
sencillamente, magníficos. El óvulo, una vez paso de tener un núcleo con la
mitad del ADN, a tener uno con el ADN completo “decidió”, que ya no le hacía
falta espermatozoide alguno, y comenzó el desarrollo embrionario. Tras
completarse éste, nació un renacuajo que
como tenía el mismo ADN que el sapo al que se le había quitado la célula de la
piel, crecería convirtiéndose en un sapo idéntico al donante. Es decir, en
un clon de éste. Gurdon había conseguido clones de sapo a
partir tan solo de óvulos de éstos y células de la piel.
Tras éstos abrumadores
resultados, varios grupos de investigación en todo el mundo siguieron
trabajando en torno a la idea de la clonación, y uno de ellos se aventuró con
éxito en el intento de clonar mamíferos.
El grupo de Ian
Wilmut, utilizó células de glándulas mamarias de oveja y trasplantó sus
núcleos a óvulos de la misma especie, y se implantaron estos óvulos en úteros
de una oveja embarazada que hizo de madre nodriza. Obteniendo como resultado,
tras hacerlo en muchos óvulos, tan solo una oveja clonada, la famosa oveja
Dolly. Esto les decía que, al igual que con los sapos, aunque era un proceso
ineficiente, era posible la clonación de
mamíferos.
Sin embargo había algo en Dolly
que la hacía extraña, distinta a las demás. Era una oveja que había nacido más
vieja que el resto, y por eso vivió menos tiempo. Esto ocurría por el proceso
que describimos en el post La muerte nos
sonríe a todos, devuélvele la sonrisa, las células “envejecen” porque los
extremos de sus cromosomas se acortan progresivamente. En el núcleo de la
célula de la glándula mamaria utilizada para clonar a Dolly los cromosomas ya
se habían acortado un poco, porque era una célula adulta (y por tanto, algo
“envejecida”) proveniente de una oveja adulta. Así, como éste núcleo fue el núcleo del “zigoto” a partir del cuál
se generó Dolly, todas sus células tendrían sus cromosomas acortados, y por eso
ella era más vieja de lo normal.
Y si bien hemos dicho que Dolly
no fue el primer caso de un organismo clonado, desde luego tampoco fue el
último. Muchos grupos de investigación a lo largo de los años posteriores a
éstos descubrimientos han conseguido la clonación de toda clase de animales,
entre ellos diversas especies de mamíferos, esto nos hace concluir que es
posible la clonación de todas las especies animales utilizando este método.
Pero…….¿todas?
Oficialmente esto nunca se ha
intentado, por lo que decir que sí que podemos sería no ser del todo correcto.
Sin embargo, los seres humanos somos a éstos efectos, iguales que el resto de
animales, por lo que, teóricamente, no debería de haber ningún impedimento para
poder clonar seres humanos igual que el resto de animales. Lo más probable, y
de hecho, lo casi seguro, es que si hiciéramos lo mismo que se hizo con Dolly pero
con células humanas, obtuviéramos clones humanos. Esto no se hace, al menos
oficialmente, porque obviamente está prohibido, apelando al derecho de
individualidad que tenemos todos los seres humanos.
Por último destacar que dos
individuos clónicos, serían como dos gemelos*2. Genéticamente
idénticos, aunque sus características personales no tendrían por qué ser
iguales, ya que esto se debe a procesos posteriores que moldean al organismo,
según los estímulos que reciba del ambiente, educación, vivencias, etc.
Aunque parezca mentira, algunas
virguerías propias de las mejores tramas de ciencia ficción están hoy en día al
alcance de nuestra mano, y la clonación es un claro ejemplo de ello.
*1 Hoy en día se sabe que el
espermatozoide también aporta algunos componentes del citoplasma, como centriolos,
pero esto no afecta al tema que tratamos aquí.
*2 Nos referimos, por
supuesto, a gemelos univitelinos