martes, 22 de octubre de 2013

¡Mi patata se está comiendo mi zanahoria!


¡Mi patata se está comiendo mi zanahoria!

Todos hemos oído habar de los transgénicos. Seguramente se nos han referido a ellos como algo casi demoníaco, antinatural y a todas luces tóxico y perjudicial para nuestra salud. Hay muchas leyendas circulando sobre si cada vez comemos más alimentos transgénicos sin darnos cuenta y que esto poco a poco puede perjudicar a nuestra salud.
Pero ¿es todo esto cierto en realidad?, ¿que es mito y que no?, y en esencia, ¿que es un transgénico?


Para empezar, un transgénico es un organismo al que se le ha introducido uno o más genes de otro organismo diferente. Es así de sencillo. Un gen, como describimos en el post “El código secreto de la vida: el ADN” es una unidad de ADN que sirve para fabricar una proteína, que es como un pequeño robot diseñado para cumplir una función.

Y ¿porqué son los transgénicos tan interesantes y a la vez tan polémicos? Pues porque se trata de manipular la naturaleza a nuestro antojo para provocar que un organismo tenga unas características que nos interesan. Esto de por sí invita a la polémica, como lo hace cualquier manipulación de la naturaleza, sin embargo, a nivel práctico, los transgénicos aportan muchísimas ventajas en muchos campos diferentes:
  • Los organismos transgénicos son muy interesantes para la salud, ya que por ejemplo se pueden utilizar para generar una serie de hormonas y otros componentes que son claves para la vida de algunas personas. Por ejemplo la insulina que utilizan las personas diabéticas, se produce con transgénicos, se puede introducir el gen de la insulina humana en bacterias y cultivar éstas para que la produzcan y luego purificarla para el uso de los pacientes. O podemos introducir el gen de la insulina humana en embriones de oveja para generar ovejas que den leche con insulina, para purificar después la insulina a partir de la leche. Esto mismo puede hacerse con otras muchas cosas como hormona del crecimiento, etc... que son necesarias para muchos tratamientos médicos.
  • Además hoy en día se están empezando a probar vacunas introducidas en vegetales, de forma que podrían en el futuro ayudar a la salud humana, dando lugar a vacunas comestibles. Nos vacunaríamos y protegeríamos de muchas amenazas al comer. Aunque el éxito y la seguridad de estos tratamientos, aún deben ser probados.
  • También tienen aplicaciones interesantes en la alimentación, ya que se pueden introducir genes en plantas para hacerlas resistentes a distintas plagas, o para hacer que crezcan más y lleguen a ser más grandes, haciendo que un cultivo produzca mucha más cantidad de alimento de lo que produciría de normal.
  • En cuarto lugar, los transgénicos juegan un papel importantísimo en la investigación biomédica. Muchas veces la mejor forma de entender la función de un gen es hacer que no funcione y observar que le pasa al organismo en cuestión, o hacer que funcione en donde no debería y ver que ocurre. Así podemos entender el papel que juegan muchos genes en los organismos, y que implicación tienen en muchas enfermedades humanas. Además hay enfermedades, como por ejemplo el Alzheimer, que sólo existen en los seres humanos, y para poder estudiarlas en animales hay usar organismos transgénicos que simulen la enfermedad.

    Estas son algunas de las muchas aplicaciones que tienen los transgénicos, sin embargo sobre ellos sigue planeando la sombra de su presunta falta de seguridad para nuestra salud.


   Respecto a ésto, es importante desmentir una serie de mitos, la inmensa mayoría de los transgénicos son absolutamente inofensivos para la salud. Como hemos dicho se trata simplemente de organismos con genes de otros organismos introducidos en su ADN, esto no representa en principio ningún riesgo para la salud. Hay incluso opiniones que dicen que comer organismos transgénicos puede provocar que nosotros mismos incorporemos parte de ese ADN modificado, y que eso pueda acabar provocándonos (según el gen del que se trate) incluso un cáncer. Esto no es que sea erróneo, sino que se trata de una auténtica barbaridad, una opinión sin ningún fundamento que lo único que demuestra es una total falta de conocimientos sobre fisiología, ya que, el ADN de los alimentos, igual que el resto de los componentes se degrada durante la digestión, por eso es rotundamente falso que un gen pueda llegar entero a una de nuestras células para provocar un cáncer.
    Por lo tanto los riesgos para la salud son absolutamente mínimos, aunque no nulos. Existen algunos tipos de transgénicos que provocan que el organismo crezca en exceso, y para ello, cuando se trata de animales, se provoca genéticamente un gran aumento de los niveles de hormona del crecimiento, que produce el organismo. Ésto en caso de ingerirlo directamente es posible que resultara en la ingestión excesiva de ésta hormona que provocaran alteraciones peligrosas de ésta hormona en nuestro organismo. Para transgénicos de éste tipo, y otros de naturaleza similar, es necesario por lo tanto un control de su seguridad para la salud, medidas que, pese a que su potencial riesgo no está todavía demostrado, ya se están dando.


    Como ven, dados la naturaleza no peligrosa de la inmensa mayoría de los transgénicos, y los mecanismos de control de la seguridad que se les aplican, y que permiten controlar aquella mínima parte de ellos que puedan conllevar algún riesgo, se puede por tanto afirmar que los transgénicos no representan una amenaza para la salud hoy en día.

   Sin embargo si que conllevan otros riesgos distintos y no menos importantes. Los riesgos ecológicos. Al generar organismos transgénicos resistentes a plagas o que crezcan más, etc, realmente estamos generando organismos que pueden ser más competitivos que el resto de sus competidores naturales, y que por tanto pueden llegar a desplazarlos hasta llevarles a la extinción. Esto es un riesgo gravísimo y por eso son importantísimos los mecanismos de control que se utilizan para evitar que los transgénicos se dispersen por la naturaleza.


      Por último queremos eliminar otro de los mitos que circulan alrededor de los transgénicos:
      Es realmente improbable que los transgénicos acaben con el hambre en el mundo. Lo que nos permiten los transgénicos es generar cultivos mas eficaces y que generen una cantidad de alimentos mucho mayor, en efecto suficiente para alimentar a mucha gente. Lo que los transgénicos no pueden conseguir es eliminar el egoísmo humano. Al final el hecho de que se produzca más alimento no conlleva una mejora en la alimentación de los más necesitados, sino que acaba en que las grandes empresas tengan una oferta mayor, y que los excedentes, en lugar de alimentar a los que lo necesitan, acaban siendo desechados.Ya lo decía Quevedo, “poderoso caballero es Don Dinero”.

     En definitiva, podemos concluir con que, basándonos en datos reales, podemos concluir que los transgénicos son una herramienta muy útil en muchas aplicaciones diferentes, que necesitan imperiosamente unas buenas medidas de control que garanticen su seguridad tanto para la salud como para el medio ambiente. Éstas medidas hoy en día han probado su éxito, dándonos por lo tanto la seguridad de que, hoy por hoy, no tenemos de que preocuparnos.


   



    Nota: En todo el post, y para simplificar, nos hemos referido de forma indiscriminada a los organismos transgénicos y a los organismos modificados genéticamente, pese a que, técnicamente, existen claras diferencias entre ellos. Consideramos que esas diferencias no son de interés para el lector.

   

Para los más escépticos, aquí tenéis un post con 10 estadísticas demoledoras sobre transgénicos: 





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