"La
muerte nos sonríe a todos, devuélvele la sonrisa"
Así
citaba Máximo Décimo Meridio al emperador Marco Aurelio en la
película Gladiator, haciendo
hincapié en uno de las pocas verdades de las que estamos plenamente
convencidos: todos y cada uno de nosotros moriremos algún día. Es
algo inevitable, todos en el momento de nacer estamos condenados a
morir. Afortunadamente para nosotros, lo más probable es que la
mayoría lo haga tras vivir muchos años y sufrir un proceso tan
inexorable como obvio, el envejecimiento.
¿Por
qué envejecemos?. Es
una pregunta que muchos se han hecho durante mucho tiempo. Incluso es
un tema muy recurrente en la ciencia ficción, sobre todo en lo que
se refiere al descubrimiento de un “elixir de la eterna juventud”
que pudiera evitar el envejecimiento. Lo cierto es que el
envejecimiento es un proceso que nos lleva de forma inevitable a la
muerte y muchos científicos se han interesado mucho en comprender
cómo funciona éste proceso para conseguir frenarlo.
Si nos fijamos en un
parque infantil, por ejemplo, con el paso del tiempo, se va
estropeando, sus componentes se van oxidando y deteriorando a medida
que se usan. Lo mismo ocurre con los mecanismos que hacen funcionar
nuestras células. De hecho, una de las teorías más aceptadas sobre
por qué se estropean los mecanismos celulares es que éstos se
oxidan y dejan de funcionar correctamente tras ello. Lo más seguro
es que éste sea el mecanismo principal, de entre muchos, que
terminan por estropear los mecanismos que hacen funcionar a nuestras
células, lo cual provoca la muerte de las mismas.
Y
¿que ocurre cuando
nuestras células se mueren?,
la mayoría de nuestras células viven menos tiempo que nosotros, y
por eso necesitamos ir renovándolas (con algunas destacadas
excepciones, como la mayoría de las neuronas, por ejemplo). Aquí
entran en juego las famosas células
madre,
que como ya comentamos en el post correspondiente, son una pequeña
población de células que hay en cada uno de nuestros órganos* y
que se encargan de reponer a las células que van muriendo. Por lo
tanto, cuando los mecanismos de una célula se oxidan y estropean
haciendo que ésta muera, una célula madre se dividirá y una de las
dos células hijas repondrá a la célula muerta.
Pero
si podemos reponer las células que perdemos, ¿dónde esta el
problema?, ¿por qué acabamos siempre por envejecer a pesar de que
nuestras células madre repongan las células que perdemos?. La
respuesta está en que las
células madre tienen una
capacidad de
división limitada. Como
ya sabemos, el ADN en nuestras células está organizado en
cromosomas. Cada vez que se divide una célula, sus cromosomas
pierden un trocito de ADN en sus extremos, estos extremos se llaman
TELÓMEROS.
Así, cada vez que se divide una célula, sus cromosomas
se van acortando progresivamente por sus telómeros. Nuestras células
están preparadas para esto, y por eso en
los telómeros, hay grandes cantidades de ADN que no sirve para nada,
y por eso, aunque se pierdan trozos de ese ADN, las células no
sufren daño. El problema llega cuando la célula ya lleva muchas
divisiones y ha perdido ya mucho ADN, porque entonces llega un
momento en que los cromosomas se acortan tanto que se pierde ADN de
algún gen que si que es necesario para la célula, por lo que éste
gen deja de funcionar y la célula muere. Ésto es lo que les ocurre
a las células madre cuando ya somos mayores, que ya se han dividido
muchas veces, cada vez son más “viejas” y llega un momento en el
que sus cromosomas se acortan demasiado y acaban muriendo, y por lo
tanto, dejan de poder reponer a las células que se mueren, con lo
que nuestro cuerpo se va deteriorando (va envejeciendo), hasta morir.
Pero
entonces, si nuestras células tienen una capacidad de división
limitada, ¿cómo es posible que a partir de un zigoto (la célula
resultante de la unión de óvulo y espermatozoide), se produzcan
todas las células que nos componen?. La respuesta está en una
proteína* que está presente en nuestras células cuando somos
embriones, y no cuando somos adultos, la TELOMERASA.
Entonces
la pregunta es obvia ¿por qué no estamos todos tomando pastillas de
telomerasa a diario para alargar más del doble nuestra vida?, de
hecho, seríamos jóvenes mucho más tiempo, no se trataría de
alargar la vejez, sino de dilatar todas las etapas de la vida.
La respuesta es desalentadora, en el post El
enemigo imparable,
hablábamos de que el cáncer se produce por una acumulación de
mutaciones que dan a la célula ciertas características que la
vuelven cancerosa. Una de esas características es tener activa la
telomerasa. Con la telomerasa activa una célula puede dividirse todo
lo que quiera, pues no tiene limitada la capacidad de división, esta
es una de las características principales de las células del
cáncer. Por lo tanto, hacer
que todas nuestras células tuvieran activada la telomerasa, las
predispondría a todas a formar un cáncer, lo que haría mucho más
probable que alguna de ellas acumulara otras mutaciones y terminara
produciendo un tumor. El
encontrado “elixir de la eterna juventud” es en realidad un arma
de doble filo, puesto que tiene la mala costumbre de producir con
mucha probabilidad un cáncer.
*1 No todos los órganos
tienen esta población de células madre de ésta forma, la
diversidad es realmente grande, por ejemplo, hay órganos, como el
cerebro, en el que sólo hay células madre en algunas pequeñas
partes de él.
*2 La telomerasa no es
exactamente una proteína, sino que es una proteína que contiene un
fragmento de RNA.